Breve ensayo sobre el paisaje en las Artes Visuales Argentinas
Aventuras y desventuras sobre el paisaje
Las Artes Visuales, a lo largo de la historia, han interactuado dinámicamente con la naturaleza y el entorno. El paisaje no ha evolucionado en la historia del arte como un género puro en sí mismo. Incluso los impresionistas, reconocidos como pintores paisajistas por excelencia, lo utilizaban con frecuencia como base para un género diferente.
El paisaje adquirió un significado más autónomo en el siglo XVI. Así, gradualmente, se convirtió en un medio para corroborar el virtuosismo del artista. Su desarrollo desde la Edad Media forma parte de un ciclo en el que el ser humano intentó establecer una armonía con el mundo. Gombrich reconoce al paisaje como "una institución pictórica que ha permitido desarrollar la invención y la novedad, especialmente en la codificación de planos y la utilización de un sistema perspectivo". La emancipación del paisaje como género precedió a la del monumento histórico. La expansión geográfica y las conquistas del "Nuevo Mundo" contribuyeron a consolidar tanto el paisaje fantástico como el paisaje de hechos, fusionando el arte con la ciencia.
La idealización romántica del paisaje en el siglo XVIII se mantuvo dentro de los límites de lo posible e imaginable. En "Du Paysage", Baudelaire distingue varias categorías de paisajistas: coloristas, dibujantes, artistas imaginativos, etc., mostrando un mayor interés en una categoría en particular, la fantástica, que describe así: "Todos llevamos nuestro propio ideal de paisaje en nuestro interior". La percepción del paisaje es un hecho cultural propio de la modernidad, donde todo se convierte en una construcción lingüística. Las vanguardias reflexionaron sobre la naturaleza mecanizada, y dentro de las representaciones, la perspectiva de los postimpresionistas fue clave. El cubismo geometriza la naturaleza e integra al hombre con el entorno mediante las mismas texturas. El surrealismo restituye el paisaje mediante símbolos y añade una reflexión temporal al espacio. El informalismo y el pop incorporan otros paisajes, alternando datos naturales con símbolos.
En la pintura argentina, el género se revitalizó con tendencias en la primera mitad del siglo. Paisajes naturales y urbanos recorren geografías e imaginarios de nuestra cultura. Las primeras décadas (Sívori, Fader, Quinquela Martín) afirmaron tanto la proyección de la subjetividad sobre el entorno en el marco de la tradición postnaturalista como el paisaje social, el entorno laboral y las otras clases sociales presentes en Argentina. En la segunda mitad del siglo, la neofiguración, especialmente Noé, descubre el paisaje con una paleta exuberante. Y así llegamos a la contemporaneidad con Mondongo y su obra recientemente expuesta en el Museo MAR y anteriormente en 2013 en el MAMBA. Logran innovar una vez más en sus formas de representación, en sus modos de hacer y redoblan la apuesta, jugando no solo con el género y cuestiones fundamentales del arte, sino también adentrándose en las representaciones de paisajes con diferentes materialidades.
La única certeza que se tiene respecto a este género es que la variedad es un principio estético fundamental en un paisaje.